Se trata de un sinfín de moléculas inestables y muy reactivas que originariamente se producen a partir del metabolismo normal de las células. Sin embargo, las largas exposiciones al sol, la sobredosis de tabaco, la contaminación y el alcohol, entre otros factores, las alteran y aportan su granito de arena para su formación.
Los radicales libres atacan al colágeno y la elastina, dos de las fibras encargadas de darle elasticidad a la piel, y desestabilizan los lípidos de la membrana. Si bien el organismo cuenta con enzimas capaces de derrotarlos, el problema surge cuando se producen en exceso. En ese caso, para evitar ver las consecuencias en la piel, se hace necesario recurrir a la ayuda de los productos de cuidado facial con sustancias antioxidantes, cuya misión es "dar vuelta" la pelea, neutralizar estos agentes oxidativos, estimular la síntesis de colágeno y reparar el cutis dañado.
Uno de los ingredientes estrella es la vitamina C, que combate el estrés oxidativo. Es una gran aliada de las pieles con manchas, activa la producción natural de colágeno, reduce el tamaño de los poros y aporta luminosidad inmediata.
Los expertos explican que lo ideal es que contengan vitamina C pura dosificada al 5 por ciento, ya que esa cantidad es suficiente para estimular la producción de colágeno, rellenar las arrugas, aumentar la elasticidad y la firmeza de la piel, y mejorar la micro-circulación para atenuar los enrojecimientos.
En las pieles más jóvenes, trabaja sobre las arrugas superficiales y la falta de luminosidad en la piel. Y combinada con otros activos, como por ejemplo, el ácido hialurónico, está recomendada para mujeres de 40 a 55 años, que tienen signos de arrugas profundas, falta de firmeza y de uniformidad en el tono de la piel. Sin dudas, esta vitamina es una verdadera aliada.
FUENTE: Revistasusana.com