Herrera no se gestó en el césped de un estadio. No la provocó un estilo de juego ni la falta de resultados. La salida del entrenador de la selección de fútbol la causó él mismo. La agresión a un periodista deportivo de la cadena TV Azteca, ocurrida este lunes en el aeropuerto de Filadelfia, le ha costado el trabajo. "Quiero ofrecer una disculpa pública a la afición, cuerpo técnico, jugadores, directivos y medios de comunicación por mi conducta en el penoso incidente", escribió el exentrenador en una carta difundida en las redes sociales.
El hombre que ilusionó a la afición mexicana por su pasión y sus formas desenfadadas deja el cargo por la puerta trasera, evidenciado por su falta de toleranciaa las opiniones. Ha mostrado estar dispuesto a rebatirlas con los puños. "Me queda claro que no es la actitud que debe tomar un entrenador... a pesar de haber recibido todo tipo de críticas, ofensas y burlas hacia mi familia y mi persona", escribió Herrera, que evitó disculparse directamente con Christian Martinoli, el periodista agredido.
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